Hay días, como el de hoy, que todo es tan ambiguo que sientes que todo depende del azar.
No sabes con exactitud cual es la meta, el destino a alcanzar, consecuentemente tampoco el lugar donde nos alojaremos, ni siquiera si se tratará de un camping o de un motel, y es que por aquí el tiempo es como una veleta, tan pronto amanece soleado como comienza un viento huracanado que parece no tener fin y que hace que enormes nubes cargadas de agua se sucedan estrepitosamente por encima de nosotros.
Ésto también nos condiciona la vestimenta, el hecho de encontrar la más adecuada para acertar e ir acorde con la meteorología.
Pese a todas esas incógnitas y a esa incertidumbre, y pese a que ha habido una nube desconsolada por el camino, parece que Florida, el "Sunshine State", empieza a brillar con luz propia, no solo porque comienza a tener sentido su lema, sino porque además, sin haberlo planeado hemos encontrado un camping espectacular en Braenton, al lado de una bahía y situado en un enorme lago que embruja el lugar como un destino de retiro ideal.
La ruta hasta aquí es aburrida, pero ya hemos llegado casi a la mitad de esa península llamada Florida, territorio español cedido a los USA hace ya algunos años.
Aprovecharemos el camping que hemos encontrado, para ponernos un poco al día, hacer lavadoras, descansar, poner a Susi al día para lo que ya es el último tercio del viaje, y descansar un poco. También estos días nos viene bien para despistar a este inestable tiempo que nos hemos encontrado, pensando que pasado estos días, disfrutaremos de nuevo del tiempo más típico del estado.
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